Con un crecimiento económico proyectado entre 0,5% y 1,3% por el Banco de la República y el Gobierno, respectivamente, el país se apresta a iniciar un año 2023 que será muy retador no solo para el Ejecutivo sino para todos los agentes económicos.
En primer lugar, si bien la inflación ya no estará en los históricos niveles del siglo a los que llegó en 2022, seguirá siendo el indicador clave que marcará el rumbo de las tasas de interés, que según los expertos tendrían un descenso muy paulatino a lo largo del año que está por comenzar.
Bajo este escenario de freno económico el país tendrá que abordar dos reformas clave que ya fueron anunciadas por la administración de Gustavo Petro: la pensional y la laboral.
Esto unido al Plan de Desarrollo y a los ajustes que se quieren hacer en el sistema de salud, los cuales, al igual que los dos primeros, generan desde ya preocupación en los expertos y analistas. En materia de actividad económica, el comercio y la industria prevén un ritmo mucho menor porque los consumidores priorizarán sus gastos, aunque el consumo de los hogares seguirá impulsando el PIB, pero a un ritmo menor. Incluso, se prevé una baja en las ventas de vivienda.