Actos violentos entre estudiantes dentro y fuera de las Instituciones Educativas vuelve a perpetuar un fenómeno que, si bien no es nuevo, presenta ahora un agravante mayor: elementos cortopunzantes para atacar.
La agresión con navaja que recibió un estudiante de la Institución Educativa Abraham Lincoln por uno de sus compañeros, sumado a otros hechos de violencia en distintos colegios este año, alertan sobre el regreso de una práctica que algunos dicen “ya se normalizó”.
Siempre, los jóvenes estudiantes se han esperado a la salida de los colegios o en sus propios salones para pelear y “zanjar sus diferencias”, explicando el fenómeno como una defensa frente a la fuerza física o la guardia de su “estatus” a nivel escolar y social.
Sin embargo, con entornos cada vez más violentos en Colombia, esas peleas escolares han evidenciado un nivel de riesgo mayor, cuando sus protagonistas empezaron a usar elementos cortopunzantes para atacar.
“Ha sido temas de estatus frente al grupo social donde se encuentran y por defender su entorno, pero también hay fenómenos individuales que pasan un punto límite que revienta frente a cualquier situación. Hoy en día el agravante es que están usando elementos o armas que antes no”, explicó Zulma Velazco, enfermera con especialización en salud familiar.
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Aunque hoy en día no se presentan riñas en la misma proporción de antes, para Velazco el problema ha estado ligado al desarrollo de la personalidad de los jóvenes y a una “moda” que genera adrenalina.
“Las riñas normalmente son ejercidas por adolescentes, tratan de sobresalir socialmente a través de la violencia para demostrar lo “fuertes” que pueden ser ante los demás compañeros. Y, generalmente aquello que se vuelve moda en un espacio hace que lo reconozcan y es como parte de una historia en donde el machismo está involucrado”, agregó la también magister en salud mental comunitario.
Es así como lo grave de esta problemática que sigue apoderándose de adolescentes en entorno escolares, tiene raíces desde el desarrollo de su personalidad hasta los entornos en donde ellos crecen.
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Adicionalmente, y de acuerdo con Yazmin Cárdenas, psicóloga y orientadora del colegio Caldas de Villavicencio, la situación obedece a cambios comportamentales en los jóvenes producto del encierro por la pandemia del Covid-19.
“Eso hizo que los chicos se inadaptaran mucho, y se ha evidenciado en el regreso a clases. La sobreestimulación en la que viven y la adicción por todo lo que significa estar en las redes no les permite interrelacionarse y convivir sanamente con otros”, dijo la egresada de la Universidad Católica de Colombia.
“Últimamente estamos viendo casos en donde ingresan estos elementos a los colegios; no hace nada atendimos el caso del joven que sacó una navaja para amedrantar a otro. En el Caldas hemos atendido casos de intimidación bajo esta modalidad”, contó la profesional.
La situación en el Abraham Lincoln hace una semana, obedeció, como lo afirmó en su momento el secretario de Educación, Abelardo Díaz, a un acto de “desafío” entre los estudiantes implicados.
El saliente funcionario, también había expresado ser una situación crítica, afirmando que: “no se puede permitir que este tipo de prácticas se estén dando en las instituciones. La agresión alevosa de uno al otro y poner en riesgo su propia vida, debe frenarse”.
Multiplicidad de factores
Para Yazmín Cárdenas, quien también pertenece a la Red de Docentes Orientadoras de Villavicencio desde el 2012, ese tipo de acciones violentas también es producto de las herramientas a las que tienen acceso.
“Los chicos saben que dentro de los espacios escolares no lo pueden hacer, entonces se citan en otros espacios para llevarlo a cabo. Se refugiaron mucho en las redes sociales y muchas de ellas se promocionan retos que incentivan la agresividad, comportamientos inadecuados y consumo de sustancias, por ejemplo”, precisó la orientadora con más de 15 años de experiencia
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Para ella, la violencia en planteles educativos no solo obedece a las riñas, sino que existen otras prácticas mediante las cuales se genera la violencia. “También existe el bullyng y el ciberacoso, por ejemplo, que son otro tipo violencia que se ha tomado fuertemente los ambientes escolares”, dice la psicóloga.
Adicional, existe una multiplicidad de factores porque “no podríamos encerrarlo solo a una cosa. Crecen en entornos violentos, familias disfuncionales, estados de ánimo que explotan en cualquier momento”.
Hay estrategias de prevención
Con un enfoque más de prevención que de reacción, desde el Plan de Intervenciones Colectivos (PIC), de la ESE Municipal, desde el año pasado se adelantan estrategias psicosociales para disminuir fenómenos violentos en los colegios oficiales de la ciudad.
Así lo dio a conocer Elkin Martínez, profesional en salud mental de la secretaría de Salud de Villavicencio. “Buscamos disminuir esa serie de fenómenos como violencia en riñas y el Bullyng, y otros fenómenos como el cutting (cortes en distintas partes del cuerpo), que también está relacionado con la agresión en centros educativos”.
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De acuerdo con Martínez, este año se concentrarán en niños de 7 a 12 años con la estrategia “Habilidades para la Vida”, de manera que se trabaje desde edades tempranas y disminuir la probabilidad de que se siga presentando ese tipo de situaciones”.
“También una estrategia de “Familias Fuertes” que está enfocada en fortalecer las relaciones intrafamiliares y generar ambientes de protección y acompañamiento mucho más robustos. Está muy evidenciado cómo estos fenómenos de riñas se convierten en una especie de reflejo de las dinámicas familiares”, precisó.
