En el 2023, los precios de la vivienda nueva han tenido una fuerte escalada por el incremento en los materiales de construcción, la subida en los precios de los fletes y el alza en el salario mínimo. De esta manera, los inversionistas que buscan un refugio para su capital, han encontrado en la vivienda usada una salida.
(Los arriendos y el transporte mantendrán alta la inflación).
Para Karina Reyes, presidente de Fedelonjas, esta salida puede ser efectiva, pues el precio de venta de la vivienda usada durante el 2022 creció en 7,7%.
“Esto aísla parcialmente el efecto negativo de las altas tasas de interés en la actualidad y es resultado de que los inversionistas buscan refugio para no perder poder adquisitivo pues la finca raíz ha demostrado ser la opción más segura y estable con el paso de los años”, dijo la líder del gremio.
Al mismo tiempo, destacó que la compraventa de vivienda usada presenta una menor tasa de participación por parte de intermediarios financieros, es decir que se compra con menos crédito hipotecario, en contraposición con lo registrado en la nueva.
(Arriendos: están subiendo en menos de lo que autoriza la ley).
A esto se le suma la alta demanda de viviendas para alquiler en este año, lo que aumentará el nivel de ocupación de los inmuebles.
Para la líder Reyes, esto sucede por factores como la posibilidad de trabajo remoto que ha permitido que los hogares regresen a ciudades natales como las áreas metropolitanas de Barranquilla, Bucaramanga y Medellín. Esta dinámica aumenta la demanda de arriendos en estratos 3 y 4 y, por ende, el interés de los inversionistas que quieren comprar porque buscan renta.
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