Mientras una bocanada de humo salía de la boca de Fabio Nelson Real Mahecha y él contemplaba algunas estrellas que se asomaban en medio del cielo despejado, un sujeto lo observaba desde la esquina, camuflado en medio de la oscuridad, al mismo tiempo que alistaba un revólver con cinco balas.
Dos minutos después, el verdugo, al ver que Fabio se quedó de pie en medio de la vía, a pocos metros de las humildes casas de lata que hacen parte de la invasión conocida como El Hueco (en Ciudad Bolívar), se acercó a él de manera sigilosa y sin mediar palabra le disparó.
Retumbaron tres disparos, los cuales fueron escuchados por varios habitantes que a esa hora ya se encontraban durmiendo y quienes al asomarse observaron a la víctima tendida sobre el asfalto agonizando.
Escuchamos los disparos y nos asomamos desde la ventana, solo vimos a un tipo correr con un arma en la mano, pero no nos dimos cuenta de que en el piso estaba el vecino sangrando por la cara, sino ya después, cuando perdimos de vista al homicida. Ahí llamamos a la Policía y una patrulla llegó como a los 15 minutos, pero ya no había nada qué hacer por él”, le manifestó a Q’HUBO una residente de la zona.
Fabio Nelson murió en el mismo lugar en donde fue baleado, a pocos metros de su casa y de la de sus familiares, quienes también escucharon los tiros.
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Al cierre de esta edición, las autoridades no tenían pistas del homicida, como tampoco características físicas de él, debido a que nadie logró ver su rostro y en la zona donde ocurrió el crimen no hay cámaras de seguridad.
Crimen en la penumbra
Fabio Nelson salió de la casa de su mamá pasada la medianoche de ayer rumbo a la suya. Se despidió de sus seres queridos y al salir de la casa se metió las manos al bolsillo, sacó un cigarrillo y lo prendió. En ese momento, faltaban 10 minutos para la 1 de la madrugada.
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Dicen que el homicida se encontraba esperando a la víctima en la entrada de la invasión que está ubicada en la vía que conduce a Quiba. Apenas se percató de que el hombre de 33 años iba caminando solo, no lo perdió de vista.
Lo estaban esperando, dicen que se quería vengar del señor quién sabe por qué. Incluso, un familiar dijo que él había recibido una amenaza hace pocos días, pero que nadie pensó que se fuera a llevar a cabo. El homicida sabía los recorridos de su víctima y por eso estaba atento a que llegara solo a su casa para asesinarlo”, agregó un vecino.
En la invasión El Hueco hay un manto de duda y desesperanza por lo ocurrido, pues sus habitantes dicen que allí no se había presentado otro homicidio de semejante calibre, y menos de uno de sus vecinos. Del occiso se pudo conocer que se dedicaba al reciclaje y que vivía muy cerca del lugar en donde le dispararon.
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Cuando los policías y familiares de la víctima llegaron al lugar de los hechos, se encontraron con que Nelson tenía dos disparos: uno en la cara y otro en el cuello, los mismos que terminaron poniéndole fin a su vida minutos después del atroz ataque.
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