Pagar la matrícula, comprar un carro e iniciar un negocio son solo algunas de las razones que suelen motivar la solicitud de un préstamo. Pero, más allá de la causa, existen una serie de consideraciones que se deben tener en cuenta a la hora de iniciar este trámite. 

(Lea más: ¿Sigue viviendo con sus papás? Esta es la cantidad de dinero que debería ahorrar al mes)

Lo primero a considerar antes de poner en marcha un proceso para adquirir este tipo de productos es el estado de su salud financiera. Aquí es importante que se pregunte qué tanta solvencia tiene para cumplir con los plazos y si se trata de un gasto justificado. 

Este punto no solo es importante para respaldar la urgencia del gasto, sino porque las entidades financieras suelen exigir una serie de requisitos y garantías para comprobar cómo está su capacidad de endeudamiento y si puede o no asumir este riesgo. 

De igual forma, otro aspecto que no debe pasar por alto es la información en torno al préstamo o crédito que quiere solicitar. En este caso, se recomienda analizar las tasas, montos y plazos establecidos para así poder tomar una decisión más consciente.

(Lea más: Cuántos salarios mínimos se necesitan para arrendar una vivienda de clase media)

Cabe recordar que las condiciones que exigen las entidades bancarias pueden variar. Sin embargo, hay algunos requerimientos generales que suelen repetirse: 

– Tener historial crediticio.

– Comprobar ingresos estables como lo es el salario mensual.

– Ser mayor de 18 años.

– Tener capacidad de endeudamiento, es decir, que la relación deuda -ingreso sea proporcional o que los ingresos sean mayores para solventar el pago del préstamo.

– La persona a la que se le otorga el crédito debe contar con una garantía de pago que respalde este préstamo. 

(Lea más: Errores a evitar para no quedar sin dinero después de Semana Santa)

En ocasiones, que un crédito sea negado puede deberse a criterios internos del banco y no necesariamente a su situación financiera. 

No obstante, hay varias acciones que puede poner en práctica para un segundo intento, como mejorar su capacidad de pago (aquí el ahorro juega un rol clave), cumplir con sus obligaciones financieras, fortalecer su historial crediticio y evitar atrasos en los pagos. 

(Más noticias: Bono pensional para adultos mayores: ¿cuáles grupos del Sisben acceden al beneficio?)

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Pagar la matrícula, comprar un carro e iniciar un negocio son solo algunas de las razones que suelen motivar la solicitud de un préstamo. Pero, más allá de la causa, existen una serie de consideraciones que se deben tener en cuenta a la hora de iniciar este trámite. 

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Lo primero a considerar antes de poner en marcha un proceso para adquirir este tipo de productos es el estado de su salud financiera. Aquí es importante que se pregunte qué tanta solvencia tiene para cumplir con los plazos y si se trata de un gasto justificado. 

Este punto no solo es importante para respaldar la urgencia del gasto, sino porque las entidades financieras suelen exigir una serie de requisitos y garantías para comprobar cómo está su capacidad de endeudamiento y si puede o no asumir este riesgo. 

De igual forma, otro aspecto que no debe pasar por alto es la información en torno al préstamo o crédito que quiere solicitar. En este caso, se recomienda analizar las tasas, montos y plazos establecidos para así poder tomar una decisión más consciente.

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Cabe recordar que las condiciones que exigen las entidades bancarias pueden variar. Sin embargo, hay algunos requerimientos generales que suelen repetirse: 

– Tener historial crediticio.

– Comprobar ingresos estables como lo es el salario mensual.

– Ser mayor de 18 años.

– Tener capacidad de endeudamiento, es decir, que la relación deuda -ingreso sea proporcional o que los ingresos sean mayores para solventar el pago del préstamo.

– La persona a la que se le otorga el crédito debe contar con una garantía de pago que respalde este préstamo. 

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En ocasiones, que un crédito sea negado puede deberse a criterios internos del banco y no necesariamente a su situación financiera. 

No obstante, hay varias acciones que puede poner en práctica para un segundo intento, como mejorar su capacidad de pago (aquí el ahorro juega un rol clave), cumplir con sus obligaciones financieras, fortalecer su historial crediticio y evitar atrasos en los pagos. 

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