Solo, de pie en una esquina y revisando de manera constante el celular pasó sus últimos cinco minutos con vida Carlos Alberto Serna Sánchez. O eso aseguran los trabajadores y residentes aledaños a la esquina en donde se perpetró su crimen a plena luz del día, la tarde de ayer.
El hombre de 40 años fue asesinado de dos disparos en la cabeza por parte de un misterioso sujeto que se movilizaba en bicicleta y que, de manera sorpresiva, se le acercó y sin mediar palabra le disparó en dos oportunidades, tiros que fueron certeros.
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El tipo era un experto sicario porque apenas le disparó dos veces y ambos proyectiles ingresaron a su cabeza. Él cayó tendido boca abajo en el suelo, al borde del andén, donde se ve esa sangre. No hubo nada por hacer porque quedó sin vida en cuestión de segundos, ya que cuando nos acercamos a ver si lo podíamos ayudar, tenía los ojos abiertos y ya no tenían el brillo que les da la vida”, le relató ayer a Q’HUBO una residente de la zona que lo conocía.
Cuando la comunidad llamó a la Policía para reportarles el asesinato de uno de sus vecinos, de manera inmediata una patrulla arribó a la calle en donde se presentó el hecho, ubicada en el barrio Atahualpa, en Fontibón, y confirmaron que el hombre estaba ya sin signos vitales.
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Apenas llegó la Policía y lo vieron confirmaron que estaba muerto y lo que hicieron fue poner cinta amarilla en la cuadra y comenzaron a apartarnos. Había muchas personas tomando fotos y poco a poco la noticia corrió tan rápido que aquí llegaron los familiares y varios conocidos”, manifestó otra vecina.
Del sicario solo se sabe que se movilizaba en bicicleta e iba solo, tal como quedó registrado en los videos de las cámaras de seguridad e informaron los testigos del hecho. No obstante, al cierre de esta edición no había sido capturado.
Sicariato en la esquina
Dicen que Carlos Alberto recibió una llamada de un conocido, quien le puso una cita a las 12 en punto del mediodía de ayer en la Calle 22F con Carrera 116. Confiado, el hombre llegó a este lugar puntual sin sospechar que todo se trataba de una trampa.
Cinco minutos duró Serna Sánchez de pie, incluso alcanzó a saludar a un par de vecinos desde lejos y siguió en su cuento, sumergido en el celular, cuando su sicario llegó en bicicleta y lo observó con detenimiento desde la clandestinidad.
Un vecino dijo que ya había visto al sicario dando vueltas por acá y que apenas se le acercó a Alberto ya tenía el revólver listo, y le disparó dos veces, apuntándole directo a la cabeza”, contó una mujer en la zona.
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Serna tenía cuentas pendientes con una persona”, o eso aseguran sus mismos vecinos, pues hacía dos años había salido de la cárcel y según se pudo conocer por parte de las autoridades, “tenía antecedentes por hurto agravado, porte ilegal de armas y comercialización de estupefacientes”.
En medio de un profundo y reconfortante abrazo, cinco personas lloraban y despedían el alma de Carlos Alberto dos horas después de que fuera asesinado en el mismo lugar en donde fue ultimado y en el que todavía permanecía la sangre fresca en el suelo destapado.
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