Con la instrucción de que los funcionarios concerten con la comunidad las soluciones a sus necesidades, el Gobernador anunció que a cada municipio se le asignará un padrino que servirá de enlace con las distintas esferas del gobierno.
Óscar Osorio Ospina
Una vez conocidos los resultados de las elecciones del 29 de octubre pasado, cuando 116.783 votos le otorgaron el cargo de gobernador de Risaralda para el período 2024-2027, una de las primeras cosas que hizo el mandatario electo, Juan Diego Patiño Ochoa, fue volver a recorrer uno a uno los 14 municipios para estrechar la mano de los risaraldenses en su propio territorio y agradecerles el apoyo a sus propuestas de gobierno.
Y desde entonces, Patiño Ochoa no ha parado de moverse no solo en los límites geográficos del departamento, sino también en las altas esferas del gobierno en donde se ha reunido tanto con el presidente Petro como con varios de sus ministros para desempantanar megaproyectos de acto impacto para Risaralda. Tal es el caso del hospital de alta complejidad, la planta de tratamiento de aguas residuales, la plataforma logística y las Vías del Samán, para mencionar solo algunos.
A ello hay que sumarle su decisión de posesionar al gabinete en pleno en la plaza principal del municipio de Apía, en un episodio inédito en la historia del departamento, dado que este tipo de ceremonias siempre se habían restringido al auditorio o a la sala de juntas del Palacio Departamental. Y, para completar, anunció que los eventos centrales de las fiestas aniversarias de Risaralda se realizarán de manera descentralizada en otra población: Marsella. Así que el jueves 1º de febrero, Risaralda celebrará sus 57 años de historia en el parque central del llamado municipio verde.
Así comenzó a quedar en evidencia el estilo de gobierno que caracterizará por la descentralización, la presencia en el territorio, la desconcentración de las responsabilidades administrativas y en la mejor focalización de la inversión pública.
Tras recordar que es un crítico acérrimo del centralismo, Patiño Ochoa anotó: “no puedo ser incoherente con el pensamiento que defiendo sobre la descentralización y la regionalización, manteniendo un centralismo departamental concentrada en Pereira”.
Y para que no queden dudas sobre el estilo de gobierno que ha sido puesto en marcha, el Gobernador fue claro al afirmar que: “Yo no seré un gobernador encerrado en una oficina. Mi despacho serán las calles de cada barrio y vereda de los municipios”.
Para lograrlo, a Juan Diego Patiño le sobra la vitalidad de ser el más joven gobernador en la historia de Risaralda, a lo que se suman los genes heredados de su padre, Diego Patiño Amariles, quien en dos oportunidades fue gobernador del departamento (1987-1988 y 1995-1997). En ambos períodos, Patiño Amariles visitó los más alejados sitios de la geografía risaraldenses, bien sea a bordo de un campero, un jeep o a lomo de mula, tanto para conocer de primera mano las necesidades de la comunidad como para coordinar con ella la ejecución de las obras y verificar el avance de los proyectos. Por algo, en su momento, a Patiño Amariles se le llamó: “un gobernador todo-terreno”.
A concertar
De ahí que el primer llamado que el actual gobernador hizo a su equipo de gobierno en la plaza principal de Apía y de cara a los centenares que personas que acompañaron el evento de toma de juramento, fue que se avanzara en la concertación con la comunidad en su territorio.
“El gobierno que hoy comienza, avanzará hacia la desconcentración de las funciones administrativas, entregando a cada municipio la sede de operaciones, de acuerdo con su perfil socioeconómico y con sus interrelaciones funcionales con otros municipios. No podemos someter a los gobiernos locales, ni a los habitantes, a una travesía desde sus territorios en busca de una solución que sólo se da en Pereira. Es inconcebible.”, advirtió.
Una de las estrategias que se aplicarán para implementar este modelo, es una especie de “Plan Padrino” de suerte que a los secretarios de despacho y gerentes de instituto descentralizados les tocará servir de enlace con las autoridades y los habitantes del municipio que les sea asignado.
“El equipo de gobierno tiene la obligación de conocer el territorio para el cual trabaja y cada uno de los secretarios tendrá el encargo de servir de enlace entre el municipio asignado y los gobiernos departamental y nacional, para ayudar a tramitar lo que sea necesario en términos de gestión administrativa e inversión pública. Para hacer justicia y equidad territorial, las direcciones de todas las secretarías operarán desde los municipios asignados, aplicando un modelo de gestión administrativa que conserve la eficiencia, desconcentre las operaciones y permita el fácil acceso al gobierno, utilizando no sólo la presencialidad, sino también la virtualidad con el uso de recursos tecnológico”, anotó.
Así que la instrucción es clara: en estos cuatro años las soluciones a los problemas se concertarán con los gobiernos locales y con las comunidades, y no se impondrán desde un escritorio en el palacio departamental.
Una sola Risaralda
Si algo tiene claro el gobernador Juan Diego Patiño es que no existen dos Risaralda, sólo hay una, aunque con evidentes diferencias en sus niveles de desarrollo socio-económico y en el acceso a las soluciones que la gente reclama. Pero ésta será una brecha que se romperá durante este período de gobierno.
“En el lenguaje de este gobierno no vamos a hablar de “dos Risaraldas”. Creo que es injusto y discriminatorio hacer esta clase de divisiones. Hay una sola y única Risaralda, diferenciada, eso sí, por indicadores negativos que golpean aquellos municipios alejados de los centros del poder, donde se acumula la pobreza, la miseria, la vulnerabilidad, la inaccesibilidad a los servicios sociales y públicos y la discriminación, que abren brechas cada vez más amplias, las que tenemos la obligación de cerrar”, dijo Patiño Ochoa.
Por ello, una de las primeras acciones de gobierno se enfocarán a mejorar esos indicadores sociales: “Uno de nuestros principales esfuerzos en la gestión gubernamental será encontrar la mejor forma de seguir disminuyendo los índices de pobreza y miseria, que afectan a tres de cada diez risaraldenses”.
Y en forma contundente agregó más adelante: “No podemos acostumbrarnos, como sociedad, a la pobreza y mucho menos, ser testigos mudos del sufrimiento de 60.000 de nuestros conciudadanos, que pasan hambre diariamente”.
En sus primeras intervenciones públicas y fiel a ese estilo de gobierno, Patiño Ochoa reiteró que les dará especial prelación a los municipios, muchos de ellos al margen del desarrollo, mediante acciones basadas en el fortalecimiento del campo, el mejoramiento de la movilidad, la promoción de la asociatividad y la modernización tecnológica.
Como acertadamente lo dijo el subdirector de la RAP del Eje Cafetero, Humberto Tobón, en su columna semanal en El DIARIO: “No se fue por las ramas en su discurso de posesión el nuevo Gobernador de Risaralda Juan Diego Patiño Ochoa. Fue al grano. Presentó un modelo de gestión administrativa que, de concretarse, será lo más disruptivo que ha vivido el departamento, relacionado con la desconcentración de las funciones de gobierno, distribuyéndolas en los municipios de acuerdo con sus perfiles”.