Hoy en www.724noticias.com.co abrimos las puertas de un viaje fascinante a través del tiempo, regresaré más de tres décadas vividas como reportero de televisión y de prensa escrita para contarles como se hacía el periodismo de antes y hasta que punto importaba más la noticia que la propia vida en el afán de mostrar de que estaba hecho. Es un viaje que nos llevará a diferentes regiones del Caribe donde los grupos, guerrilleros, paramilitares y la Fuerza Pública, se enfrentaban a muerte casi que a diario por el control del territorio.
En esta serie de historias, voy a sumergirme junto con mis compañeros de batalla en los recuerdos de una época en la que el periodismo era una pasión ardiente y una vocación de honor. Queremos que las nuevos colegas, esos que vienen con la teoría de la universidad a la vida real, conozcan cómo se forjaba el periodismo de verdad, cómo las historias se desenterraban con esfuerzo y se presentaban con honestidad, sin filtros ni manipulaciones.
Cada relato será un testimonio vivo de aquellos días en los que éramos testigos de buenos, malos y los peores momentos de la historia, de esos en los que la vida misma parecía estar en juego con cada palabra escrita o cada imagen capturada. A partir de nuestra primera historia, queremos transmitir la esencia misma del periodismo auténtico, donde la búsqueda de la verdad de reporteras y reporteros valientes era más que un deber, era un compromiso sagrado.
A través de estas historias, invitamos a nuestra audiencia, a nuestros colegas, a los estudiantes y a los docentes de comunicación social a unirse a nosotros en este viaje en el tiempo, a explorar las vicisitudes y los triunfos de una vida dedicada a contar las historias que espera conocer la audiencia. Estamos convencidos que al comprender nuestro pasado, podemos iluminar el camino hacia un futuro de periodismo ético, valiente y verdadero.
Quienes cubrimos orden público en los Montes de María, escenario de cruentas masacres llevamos el título de corresponsales de guerra, éramos en aquella época los ojos y oídos del mundo, narrando desde las trincheras de la violencia, llevando las historias de los conflictos directamente a los hogares de nuestros espectadores.
Recuerdo claramente aquel 12 de marzo de 2006, cuando la violencia comenzó a recrudecerse en Sucre. Éramos testigos directos de la historia, enviando nuestras crónicas desde los pueblos más violentos llenos de incertidumbre y peligro donde hasta el ladrido de un perro y la poca movilidad de campesinos y vehículos presagiaba el peligro y se convertía para nosotros en una señal de que algo no estaba bien y de que en cualquier momento podríamos estar frente a una célula guerrillera o paramilitar con arma en mano cuestionando nuestra presencia en la zona.
En aquellos días, éramos como soldados en la línea del frente, enfrentándonos a desafíos logísticos y físicos para llevar la verdad a nuestros televidentes sin importar el riesgo que corríamos para nosotros era más importante cumplirle a los noticieros y por supuesto a los televidentes. No había celulares, unos años después apareció el beeper, un aparatico que recibía mensajes de texto donde se nos informaba que nos estaban necesitando y debíamos correr hasta conseguir un teléfono fijo o de monedas para responder al llamado.
El proceso de enviar una nota periodística hasta Bogotá o Barranquilla, implicaba coordinar con equipos de producción, lidiar con la escasez de recursos tecnológicos y, lo más difícil de todo, estar en el lugar preciso en el momento justo. Cada reportaje era una carrera contra el tiempo y la adversidad para llegar al extinto Telecom a rodar las famosas microondas. Varios fueron los accidentes en vehículos por exceso de velocidad para llegar a tiempo. !Las historias son fascinantes y hasta de no creer!
Sin embargo, conforme avanzaba la tecnología, también lo hacía nuestra profesión. Pasamos de los días de los cables y las cintas de video a la era digital, donde las noticias se transmiten en tiempo real a través de internet. Fuimos testigos directos de la metamorfosis del periodismo, desde lo análogo a lo digital.
Hoy, las cosas son diferentes. Ya no estamos en esos lugares inhóspitos de los Montes de María, sino detrás de un escritorio, armados con computadoras y conexiones de alta velocidad. Aunque la esencia de nuestro trabajo sigue siendo la misma – contar las historias que importan, el proceso ha cambiado drásticamente. Ya no dependemos de equipos pesados y complicados para enviar nuestras notas; un simple clic y la historia está en camino.
Pero este cambio no ha sido solo en la forma en que trabajamos, sino también en el impacto que tenemos. Antes éramos corresponsales de guerra, ahora somos narradores digitales, capaces de llegar a audiencias globales con un alcance sin precedentes. Ya no estamos limitados por fronteras físicas o barreras tecnológicas.
Sin embargo, a pesar de todas las comodidades que nos brinda la tecnología moderna, a veces echo de menos los días de estar en el campo de batalla, sintiendo la adrenalina de la verdad cruda y sin filtrar. Pero sé que el periodismo ha evolucionado, y nosotros con él. Hoy, desde la comodidad de mi hogar, sigo contando las historias que importan a través del portal www.724noticias.com.co solo que ahora lo hago con un teclado y un celular en lugar de una cámara pero con la misma responsabilidad de hace 32 años cuando inicie a trabajar en este noble oficio. ¡Acompáñanos en esta travesía hacia las raíces del periodismo!