En una vivienda del barrio Granada, una de las zonas rosas de Cali, aparentemente un inmueble residencial, había toda una fiesta clandestina con 80 menores. La puerta metálica de color de negro estaba cerrada y muchos transeúntes no se imaginaban que adentro se desarrollaba la rumba.
El sonido no se escuchaba en la calle, solo cuando un hombre de gorra oscura abrió la puerta a uniformados de la Policía que estaban con la Policía de Infancia y Adolescencia se pudo percibir el…