El inicio del año escolar 2025 en Norte de Santander trae consigo una apuesta significativa por parte del gobierno departamental: la entrega de uniformes a 80.000 estudiantes de colegios oficiales, marcando un hito en el esfuerzo por reducir brechas y garantizar condiciones dignas para la educación.
El gobernador William Villamizar Laguado, acompañado de la secretaria de Educación encargada, Xiomara Urón Rincón, lideró el lanzamiento del programa con visitas a colegios de El Zulia y San Cayetano, donde entregaron más de 2.500 kits escolares. Cada kit incluye camisa tipo polo blanca, pantalón o falda azul y zapatos negros, siguiendo lo establecido en la Ordenanza 044 de 2002, que unifica el vestuario en los colegios públicos del departamento.
Un compromiso con la educación
Durante el acto, Villamizar reafirmó que la educación sigue siendo un eje central de su Plan de Desarrollo. “Me comprometí a que los niños tuvieran los recursos necesarios para su formación, y esto es una muestra de ese compromiso. Queremos que ningún menor vea limitadas sus oportunidades por falta de condiciones básicas”, declaró el mandatario.
En la sede Alfonso López de la Institución Educativa Francisco de Paula Santander, ubicada en El Zulia, más de 1.200 estudiantes recibieron sus uniformes, entre aplausos y palabras de agradecimiento. Posteriormente, la comitiva se trasladó a San Cayetano, donde las instituciones Cornejo y Teodoro Gutiérrez Calderón también fueron beneficiadas con entregas que alcanzaron a 1.350 alumnos en total.
Más allá del uniforme: un desafío estructural
Si bien el gesto ha sido recibido con entusiasmo, este programa saca a relucir interrogantes sobre las verdaderas barreras que enfrentan los estudiantes de Norte de Santander. Instituciones educativas en zonas rurales todavía reportan carencias en infraestructura, tecnología y transporte escolar. Según informes recientes, muchos alumnos enfrentan dificultades para llegar a sus escuelas debido a condiciones viales deficientes o distancias excesivas.
Adicionalmente, se cuestiona la sostenibilidad de estas iniciativas: ¿qué sucede con aquellos estudiantes que se incorporan al sistema educativo después de la distribución? Aunque el gobierno promete que las entregas se extenderán hasta febrero, algunos padres expresan preocupación sobre si todos los beneficiarios realmente recibirán sus kits.
La educación como motor de cambio
Pese a los retos, esta dotación de uniformes refleja una intención clara de fortalecer la equidad educativa en el departamento. La unificación del vestuario no solo alivia la carga económica de las familias, sino que también promueve un sentido de igualdad entre los alumnos, independientemente de su origen.
Las entregas continuarán en otros municipios durante las próximas semanas, con la meta de alcanzar a los 80.000 estudiantes beneficiados antes de finalizar febrero.
El programa, aunque no está exento de críticas, es una oportunidad para que los líderes locales refuercen su compromiso con la calidad educativa y abran espacios de diálogo con las comunidades para abordar las múltiples necesidades del sector. En palabras del gobernador Villamizar: “Un uniforme es solo el comienzo; la verdadera transformación está en garantizar acceso, calidad y permanencia”.
