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Unimagdalena comienza el nuevo siglo buscando proyectarse bajo las directrices acordadas en ese mecanismo de planificación institucional, y complementando las acciones emprendidas a finales de los años noventa, para el fortalecimiento financiero y la modernización administrativa.
La institución dio un paso adelante en la definición de la Universidad para el nuevo milenio, con el inicio en el 2001 del proceso de la reestructuración académica, que incluyó el diseño e implementación de una reforma académica centrada en el logro de la calidad y la formación integral de la persona. Pero también, vivió un período de horror con varios asesinatos y muertes que aun causan dolor.
La Universidad del Magdalena al final del siglo termina con afugias económicas. Esa situación financiera y de gobernabilidad adversa, aunada a la problemática de las pensiones que se concedieron entre 1994 y 2003, llevó a la crisis que aún en 2010 había afectado gravemente la inversión en la institución, especialmente a raíz de la suspensión de transferencias de bonos pensionales por el Ministerio de Hacienda en el año 2007.
En este sensible período de la Universidad, en la que se consideraba la viabilidad de la liquidación institucional como alternativa por parte del Instituto Colombiano para el Fomento y Evaluación de la Educación Superior -ICFES-, y en medio del escepticismo general, se asume una postura de obtener la estabilidad institucional perdida, para lo cual se aplicó un proceso de reestructuración financiera salido de mesas de trabajo en las que se diagnosticaron las causas de la crisis institucional. Es así como en el periodo 1998-2000 se logra reducir significativamente, el déficit financiero, a partir de la liberación de recursos, producto de la reestructuración de la planta de personal, la racionalización de los gastos y la gestión para el incremento de las transferencias de la Nación. Lo anterior permitió adelantar importantes obras de infraestructura y dotación.
Para ello, se conformó un Comité de Reestructuración que, inicialmente llevó a cabo la propuesta de modernización institucional. Después de un año de labores, se decidió que era necesario ir más allá de las acciones de reestructuración y se replantea la idea de “refundar” la Universidad del Magdalena, para lo cual se transformó en el Comité de Refundación, que diseñó un proceso colectivo para construir un modelo de universidad y de planificación de su desarrollo para los siguientes diez años.
Este proceso fue complementado a partir del año 2000 con la reestructuración académica que, al igual que la primera fase del proceso, contó con el amplio apoyo de la comunidad profesoral, estudiantil y ciudadana. Esta fase culmina con la presentación a la comunidad, en el segundo semestre del año 2000, del Plan Decenal de Desarrollo 2000-2009, el cual se constituiría en el eje central para la definición de la nueva Universidad del Magdalena. Así las cosas, Unimagdalena comienza el siglo 21 buscando proyectarse bajo las directrices acordadas en ese mecanismo de planificación institucional, y complementando las acciones emprendidas a finales de los años noventa, para el fortalecimiento financiero y la modernización administrativa. En este sentido, la institución dio un paso adelante en la definición de la Universidad para el nuevo milenio, con el inicio en el 2001 del proceso de la reestructuración académica, que incluyó el diseño e implementación de una reforma académica centrada en el logro de la calidad y la formación integral de la persona.
Como resultado de este proceso, la Universidad logró salir de sus lamentables cifras consolidadas en la mitad de los noventas, con solo doce programas académicos abiertos, la mayoría de ellos con baja demanda (Ingeniería Agronómica, Ingeniería Pesquera, Ingeniería Civil, Ingeniería de Sistemas, Economía, Administración de Empresas, Lic. en Ciencias Sociales, Lic. en Física y Matemáticas, Lic. en Ciencias Naturales, Lic. en Lenguas Modernas, Lic. en Artes Plásticas y Biología con énfasis en Recursos Hídricos), una población alrededor de 2.300 estudiantes y un déficit aproximado a $26.000.000.000.
Luego de la reestructuración llevada a cabo entre 1997 y el año 2002 (que incluyó el despido de trabajadores no docentes), y la reforma académica (que comprendió el cierre de programas de baja demanda y la creación de nuevos programas de mayor demanda y requerimientos regionales), la Universidad del Magdalena una década después contaba con una población que superaba los 10.000 estudiantes; 53 grupos de investigación avalados por la institución; 22 programas académicos de pregrado, 28 programas de posgrado (17 especializaciones, 7 maestrías y 4 doctorados); 23 programas en la modalidad abierta y a distancia, y el saneamiento de su pasivo.
LAS NUEVAS CARRERAS
La aprobación de nuevas carreras en UNIMAGDALENA que daban cumplimiento a las políticas comprendidas dentro de la reforma académica del proyecto refundador entrando en rigor el Ciclo Básico que propició la reflexión personal de los estudiantes sobre la profesión de su elección y su oferta laboral teniendo presentes la dependencia entre la calidad y cobertura de la educación superior con transparencia y equidad en la admisión de nuevos estudiantes.
Igualmente, para 2012, la Universidad ya había logrado la acreditación por alta calidad de cinco programas académicos de pregrado: Biología, Ingeniería Agronómica, Ingeniería Pesquera, Economía y Enfermería. No obstante, no todo en los albores del nuevo milenio fue sencillo, pues tuvo dificultades serias como el asesinato de dos destacados directivos a manos de grupos al margen de la Ley; en este caso, los profesores Julio Alberto Otero Muñoz, quien se desempeñaba como Vicerrector de Investigación y Extensión; y del Decano de la Facultad de Educación, Roque Alfonso Morelli Zárate. Asesinatos que fueron reconocidos por los autores materiales, dentro del trámite de la reciente Ley de Justicia y Paz. Así como la del exrector Alfredo Correa De Andreis, también graduado del programa de Ingeniería Agronómica y del estudiante de Economía Hugo Elías Maduro Rodríguez.
También en el ámbito político y de gobierno institucional la Alma Mater, el siglo 21 trajo consigo algunos problemas. Verbigracia, en 2006 con la detención del rector de ese entonces Carlos Eduardo Caicedo Omar. El fallecimiento por enfermedad terminal, en abril de 2007, de la profesora Carmen Yadira Romero Ávila rectora encargada. La renuncia de rector encargado del médico Juan Carlos Dib Diazgranados a mediados de 2008 por amenazas de muerte en su contra.
Cosas importantes se hicieron también en la Universidad con el amparo de las crecientes finanzas que fortalecieron sus arcas. La estampilla ‘Refundación de la Universidad del Magdalena de cara al Nuevo Milenio’ -creada por la Ley 654 del 24 de mayo de 2001 y autorizada por la Ordenanza 019 del 8 de Septiembre de 2001 para que se aplicara, de manera obligatoria, en todos los entes territoriales del Magdalena- , se constituyó en una medida oportuna y saludable para imprimirle dinamismo y desarrollo al manejo universitario, toda vez que la inyección financiera en el tiempo alcanzaría la importante suma de cien mil millones de pesos ($100.000.000.000.). Esta determinación se logró en la presidencia de Andrés Pastrana Arango y en la administración departamental gobernada por José Domingo Dávila Armenta.
A raíz de todos esos cambios académicos la Universidad también debía transformase en aspectos relacionados al Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, fruto de las tendencias internacionales y las nuevas regulaciones colombianas que existían sobre la materia. De ahí que, el Acuerdo Superior 01 de 1999, también transformó los objetivos institucionales y denominaciones de otras unidades administrativas encargadas de la investigación: la Granja pasó a llamarse Centro de Experimentación y Servicios Agropecuarios, combinando la investigación y la extensión; el Centro Planta Piloto Pesquera estaría a cargo de coordinar, controlar y ejecutar las prácticas de apoyo a la investigación y extensión en el campo pesquero, así como de dirigir, coordinar y supervisar la ejecución de planes, programas y proyectos de producción, mercadeo, venta y prestación de servicios.
Por su parte, el Herbario, dejó de ser un Instituto, aunque con la función de dirigir, coordinar y controlar el desarrollo de la investigación sistemática vegetal. La reestructuración significó la desaparición del Instituto de Biotecnología, el Centro de Estudios Regionales, el Centro de Estudios Permanentes y la creación del Instituto de Investigaciones Tropicales -INTROPIC-. Esta norma interna permitió que a partir de 2003 se lograra aumentar “los ingresos propios por venta de servicios y la publicación del portafolio de servicios de la Universidad”.
Con la puesta en marcha de este Acuerdo Superior de 1999, a principios del 2000, se discutieron y formularon las bases del posterior Sistema de Investigación de esta Casa de Estudios Superiores que llevó al Consejo Académico a aprobar el Acuerdo Académico 29 de 2000, reglamentando el Sistema de Investigación, y la creación del Fondo Patrimonial para la Investigación de la FONCIENCIAS, Fondo presupuestal que ha apalancado la investigación hasta nuestros días.
Posteriormente con las actualizaciones normativas a nivel nacional, los cambios institucionales no debían esperar en estos menesteres de investigación, desarrollo tecnológico e innovación, así como las nuevas orientaciones de ciencia, tecnología e innovación que fueron fijadas por el Sistema Universitario Nacional, llevaron en el 2003 a que las directivas de la Institución consideraran otorgarle un estatus administrativo superior a la investigación, aprobándose el Acuerdo Superior 34 de 2003, por cual se creó la Vicerrectoría de Investigación.
Previamente en ese año, y buscando evaluaciones exitosas, según las directrices trazadas por la sexta Convocatoria Nacional para Grupos e Investigadores realizada por Colciencias, se había creado el Centro de Investigaciones Educativas y Culturales (Acuerdo Superior 20 del 2003), con el propósito de permitir la adscripción de los grupos de investigación en educación y cultura, para contar con una unidad administrativa interna encargada de organizar, gestionar y administrar los procesos relacionados con la investigación educativa y cultural. En este mismo año, y bajo el criterio de calificar ante las exigencias evaluativas del Consejo Nacional de Acreditación -CNA-, se asignó un presupuesto exclusivo para el desarrollo de la investigación de mil millones de pesos (Acuerdo Superior 25 de 2003).
PLAN DE INVESTIGACIÓN
En el 2006, a través del Acuerdo Superior 04 de 2006, se formula un Plan de Investigación y de CyT, que definió como componentes fundamentales los siguientes: “el organizativo, el normativo y FONCIENCIAS y el investigativo”. También estableció los “campos, programas, sub-programas y líneas de investigación al cual se adscriben los programas académicos de pregrado y postgrado”. El Plan Sectorial de Investigación definió dos modalidades de investigación: la investigación formativa y la investigación básica-aplicada. Posteriormente el Acuerdo Académico 16 de 2007, implementó el Eje de Investigación Formativa, reglamentando los criterios que definen los proyectos de investigación como requisito de grado que aprobó el Acuerdo Académico 06 de 2007, y se expidió una reglamentación de las contrapartidas de financiación para proyectos de investigación a través de la Resolución Rectoral 598 del 2007.
PRIMERAS MAESTRÍAS
Para mediados de la década de 2000, igualmente se crean las primeras maestrías propias de la Universidad, como la de Acuicultura y Ecología Acuática Tropical; y una en red (SUE Caribe), en Educación. En 2006 y 2007, se crean las maestrías en Manejo Integrado Costero y en Desarrollo Empresarial respectivamente. En el 2008, por medio del Acuerdo Superior 11, se reestructura y dota de reglas explícitas, así como se define un área de intervención más amplia de FONCIENCIAS, destinándose un porcentaje fijo de los recursos de UNIMAGDALENA para financiar la investigación. Todo ello, también permitió ampliar la oferta académica en la formación de científicos con la creación y puesta en marcha de los programas de doctorados en la Universidad, a saber: Medicina Tropical, Ciencias de la Educación, Ciencias Físicas y en Ciencias del Mar. Así como la génesis para apoyar la constitución de revistas científicas. Las primeras revistas indexadas fueron la revista Duazary, de la Facultad de Ciencias de la Salud, creada en 2004 y Clío América, Revista Interdisciplinaria en Ciencias Sociales para Estudios de Latinoamérica y el Caribe, creada en 2007. También se crearon Intrópica, Jangwa Pana, Praxis y Oraloteca.
ALIANZAS Y CONVENIOS
Son muchas las entidades con las cuales la Universidad del Magdalena ha realizado alianzas para desarrollar investigación de vanguardia. Entre las entidades internacionales se pueden citar a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO-, Unión Europea, Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo -AECID-, Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura -UNESCO-, JICA (sedes Colombia y Chile), Conservación Internacional para el Proyecto Eastern Tropical Pacific Seascape (ETPS) -Walton Family Foundation (WFF), Global Health Research Initiative, Museo de Australia, Fundación MAPFRE, Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia (MAPP-OEA), Universidad de New Hampshire, y Universidad Católica de Chile.
Durante este tiempo hubo convocatorias y diversos incentivos para la investigación. Así mismo para el apoyo a la formación para investigar, y se brindó financiación para que los docentes investigadores hicieran doctorados. Aspectos estos que, aunados a procesos de calidad educativa, infraestructura acorde a las tendencias propias de la educación superior, servicios de extensión comunitaria y fortalecimiento de la CTeI en la institución permitió que en el 2016 fuera acreditada por alta calidad educativa por parte del Consejo Nacional de Acreditación -CNA-. (Textos y contenido Oficina de Comunicaciones Universidad del Magdalena).
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