Casi una semana después de las peores inundaciones registradas en España en tiempos recientes, los afectados enfrentan ahora un nuevo peligro: la insalubridad.
Las lluvias intensas causadas por una DANA (depresión aislada en niveles altos) en la región de Valencia provocaron el pasado martes graves inundaciones que arrasaron con todo a su paso, desde vehículos hasta mobiliario urbano, inundaron edificios y dejaron un saldo de 217 muertos y cientos de personas desaparecidas.
Los residentes de municipios como Paiporta —el más impactado—, Picanya, Sedaví, Alfafar, Massanassa y Catarroja aún están lejos de recuperar la normalidad. Varias áreas siguen sin acceso a electricidad o agua potable, y las calles permanecen cubiertas de lodo, escombros y autos amontonados.
La falta de salubridad en estos lugares puede facilitar la expansión de virus y bacterias que podrían afectar tanto a habitantes como a rescatistas y voluntarios.
Las autoridades han instado a los residentes a extremar precauciones y han lanzado una campaña de vacunación contra el tétanos, ante el riesgo de un posible brote.
“Las redes de agua potable están destruidas y la contaminación es generalizada en toda la zona. Las aguas residuales se han mezclado y esparcido por donde pasó la inundación, lo que incluye bacterias peligrosas como E. coli, Salmonella, virus intestinales y parásitos como Cryptosporidium”, explicó a BBC Mundo José Manuel Bautista, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid.