A eso de las 8 de la mañana de ayer, cuando los asistentes al Foro Económico Mundial en Davos comenzaron a llegar al Centro de Congresos, el termómetro marcaba siete grados bajo cero. La temperatura, típica para esta época del año en la localidad ubicada en los Alpes suizos, obligó a los presentes a hacer uso de gorros, guantes, bufandas, botas y chaquetas gruesas cada vez que salían a la calle.
Pero el frío en el exterior fue compensado por la calidez del recinto cerrado. Y no…