El Aeropuerto Internacional Rafael Núñez de Cartagena seguía siendo ayer escenario de caos e incertidumbre para cientos de viajeros de la aerolínea Viva Air, que suspendió operaciones de forma sorpresiva.
36 horas después de que estalló la crisis por Viva Air y mientras en muchas ciudades había regresado la calma y los viajeros regresado a sus hogares, en la terminal aérea de Cartagena la fila era de más de una cuadra, con familias enteras que aún no obtenían repuesta.