Durante la Semana Santa volvimos a caminar y lo hicimos en desarrollo de las procesiones que programó la Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Sandoná.
La primera caminata se efectuó el Domingo de Ramos desde el cementerio parroquial hasta la basílica Nuestra Señora del Rosario, pasando por los barrios San José, Obrero y parte del Meléndez, sobre una distancia de 1.1 kilómetros.
La segunda fue el Martes Santo, cuando se realizó la procesión con el Señor de las Siete Caídas por las calles centrales, sobre una distancia de 1.4 kilómetros.
La tercera fue la más larga, 8.0 kilómetros en el recorrido del rezo del Viacrucis, que salió del sector urbano, tomó la vía de acceso al corregimiento de Bolívar y regresó por la vereda La Loma.
El Viernes Santo, durante la procesión con el Santo Sepulcro, los asistentes recorrieron 2.5 kilómetros por las calles de la Ciudad Dulce.
Este Domingo de Resurrección, los participantes a la procesión caminaron unos 800 metros entre el parque del barrio San Francisco y el templo parroquial.
Un esfuerzo mayor debieron realizar los cargueros de las imágenes y de la Santa Cruz, en las procesiones correspondientes.
La mayoría quedamos acostumbrados a caminar, como en épocas pasadas, siguiendo la tradición de nuestros ancestros.
Durante las caminatas volvimos a respirar aire puro, especialmente en la salida hacia la vereda La Loma, en la cual, de igual manera, disfrutamos del paisaje, a escuchar los ruidos naturales del campo.
Al igual que lo realizamos liderados por los sacerdotes de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario, lo hicieron en El Ingenio, liderados por el padre Hivo Hoyos Aroca.
Con todo el respeto, recomendamos al Consejo Municipal de Juventud, a la Policía Ambiental y a las personeros estudiantiles, tener en cuenta las caminatas en el plan de acción que están formulando.
Con una buena promoción podríamos volver a caminar cada cierto período.
¡Volvamos a caminar!
