Después de dos décadas de servicio ininterrumpido a la patria, 300 soldados del Ejército Nacional dijeron adiós a la institución que los vio crecer y enfrentar desafíos en defensa del pueblo colombiano. La Octava Brigada del Ejército Nacional organizó ceremonias de despedida en Armenia, Manizales y Pereira, donde estos héroes, acompañados de sus familias, fueron homenajeados por su sacrificio y compromiso.
Legado de honor y ejemplo para las nuevas generaciones
En una emotiva ceremonia, los soldados recibieron el escudo que los distingue como miembros del Ejército Nacional, un símbolo que llevarán con orgullo y transmitirán a las próximas generaciones. El general Carlos Andrés Cuéllar González, comandante de la Octava Brigada, destacó el legado que estos hombres dejan en las unidades que representaron:
- Batallón de Infantería N.° 22 Batalla de Ayacucho
- Batallón de Artillería de Campaña N.° 8 San Mateo
- Batallón de Ingenieros de Combate N.° Francisco Javier Cisneros
- Batallón de Apoyo y Servicio para el Combate N.° 8 Cacique Calarcá
- Batallón de Alta Montaña N.° 5 General Burbano Castellanos Castillo
- Grupo de Acción Unificada para la Libertad Personal (Gaula) del Eje Cafetero
Estos soldados, quienes ingresaron siendo muy jóvenes al Ejército, enfrentaron retos en territorios inhóspitos, demostrando su valentía en cada misión. Equipados con uniforme, botas y fusil, protegieron la soberanía nacional, superando el miedo y las dificultades propias de su labor.
Aunque ahora regresan a sus hogares para iniciar una nueva etapa en sus vidas, estos hombres seguirán siendo soldados en esencia.
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