En la tarde del pasado 20 de agosto el asentamiento indígena del CINER, ubicado sobre la vía que de Puerto Carreño conduce a Villavicencio, recibió la visita de deferentes entidades gubernamentales, ONGs y la fuerza pública, para adelantar acciones preventivas frente al el reclutamiento forzado en niños, niñas y adolescentes indígenas.
Se trató de una acción de respuesta frente al escenario de riesgo descrito en la alerta temprana N° 005 emitida por la Defensoría del Pueblo en marzo pasado, en la que decía que los nativos adolescentes en blanco de reclutamiento por parte de los grupos armados ilegales apostados en la zona.
La iniciativa fue liderada por el Instituto de Bienestar Familiar Colombiano (ICBF), con el ánimo de fortalecer la integración y el desarrollo armónico de las familias, protegerlos y garantizarles sus derechos, iniciando con estrategias lúdicas para la construcción de un país en el que la niñez se pueda desarrollar en condiciones de seguridad y libre de violencia.
La jornada incorporó un ejercicio informativo y preventivo del trabajo infantil, alta permanencia en calle, uso adecuado del tiempo libre, derechos de los niños, niñas y adolescentes, atención de violencia intrafamiliar, sexual y acoso escolar, violencia de género, promoción de la lactancia materna y autocuidado por parte de las entidades competentes.
Por su parte, la Alcaldía de Puerto Carreño llevó una estrategia de recreación para los más pequeños a través de una ludoteca móvil, además del servicio de peluquería, salud pública y el plan de intervenciones colectivas (PIC) para atender a las familias de ese asentamiento humano.
Andrés Anzola Gómez, coordinador del programa de Primera Infancia y Adolescencia del Municipio, manifestó que “la idea es que estas actividades sean de impacto, estamos llegando a la comunidad con una oferta de servicios y atención, caracterización a la población indígena, y desde la parte de salud, evaluar sus necesidades”.
Por su parte, Charles Rodríguez, enlace departamental de Derechos Humanos, dijo a EL MORICHAL que “estamos atendiendo a la alerta temprana generada por parte de la Defensoría del Pueblo. Es de mencionar que, en los barrios de Puerto Carreño, también estamos haciendo el trabajo social y de acompañamiento a nuestra la niñez con diferentes actividades”.
Las más de 47 familias indígenas que viven en la intemperie y en cambuches cubiertos de plásticos, zinc y telas viejas, manifestaron que esta actividad debe hacerse más seguido, que necesitan más apoyo, ya que ellos viven en situación de vulnerabilidad y riesgos.
“Esto es bueno, nos gusta que vengan y nos ayuden, muchas veces nosotros no sabemos de eso o no entendemos nada, no tenemos dinero para comer, y menos para atendernos la salud y nuestros hijos a veces andan por ahí”, dijo una habitante del asentamiento.