Con solo nueve años de edad, este niño quien llegó a Maicao procedente de Sincelejo, solicitó a sus acompañantes ser llevado hasta el punto fronterizo La Raya, área de confín de estado con la vecina república Venezuela con el fin de predicar la palabra de Dios.
José Daniel Contreras Benítez, con su poca estatura pero con algunas habilidades y un conocedor de la biblia, estuvo en Maicao con su papá José Miguel Contreras y su progenitora Iris Benítez, quienes son pastores evangélicos y fueron invitados a una misión cristiana en una cruzada de sanidad, liberación y milagros.
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En opinión del niño sincelejano (también predicador), era portador de un mensaje de parte de Dios para hacerlo conocer a los venezolanos y ayudar a ese país a salir de la actual crisis en que se encuentra tanto política, económica como espiritual.
El menor se ubicó en las dos letras que dividen la frontera conocida como tierra de nadie y desde allí, invitó a los habitantes de la vecina nación para que busquen de Dios y le sirvan a él. “Lo más lindo es poder servirle a Dios porque eso expresa nuestra gratitud” expresó.
Manifestó que cuando las personas le sirven a Dios es como si le dijeran gracias por lo que hizo en la cruz el calvario. “Mi invitación es para que busquen más todavía de Dios, para que le busquen y le sirvan porque eso a él le agrada” decía con insistencia.
Recordó que Pablo y Silas, según el libro de Hechos 16:16-40 oraban a media noche y que así debería hacer el pueblo venezolano, no descansar, perseverar en la oración para que ese país sea liberado.
El joven predicador manifestó abiertamente que en Venezuela hay muy malas prácticas de brujería y de hechicería, pero que Dios es maravilloso y grande y que así como libertó a Pablo y a Silas, Venezuela también será liberado pronto si su pueblo se humillare ante él.
Dijo estar seguro que Venezuela cambiará su rumbo así como cambio la ciudad de Nínive, una ciudad corrupta de sangre y que cuando Nínive se arrepintió, Dios también se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo y la ciudad pecadora se libró de la destrucción.
“Si los venezolanos se arrepienten, Dios también cambiará su destino”, sentenció José Daniel quien cursa tercero de primaria y quien asegura que su espíritu de predicador le nació de ver a sus padres adorar y servirle a Dios. “Yo también sentía ese deseo de predicar la palabra de Dios, ese es un sentir que Dios le pone a uno”.
Asegura que cuando grande quiere ser militar para que Dios proteja su país a través de él, para que Dios lo use grandemente y todos sus compañeros militares se arrepientan y busquen de Dios. Entre otras cosas, dijo que Maicao también necesita buscar más de Dios.