Unas jornadas cargadas de emotividad se han vivido en esta última semana al ponerse al servicio las visitas de los hijos e hijas menores de las Mujeres Privadas de Libertad del Distrito.
Han sido muchos los momentos de felicidad, lágrimas por los reencuentros de madres e hijos, quienes después de tantos meses sin poder compartir se desbordaron de una alegría indescriptible al volver ser abrazadas por los pequeños.
Atrás quedaron las horas y días de tristezas, soledades y nostalgias por la pérdida de la libertad, a lo que se sumó la pandemia.
También se fueron esos recuerdos de muchas noches y días sumidas en el profundo deseo de sentir las manifestaciones de amor de los seres más amados: sus hijos y las hijas.
Con este espacio que se abre de nuevo, se tiende a lograr a la normalidad de las rutinas propias del establecimiento carcelario, dando paso a una de los más alegres, emotivos y amorosos reencuentros humanos.
“Este instante lo podemos describir como volver a parir”, contaron algunas de las mujeres que vivieron la experiencia del reencuentro con sus hijos.
Una de las tantas mujeres privadas de la libertad le tocó dejar a su hijo solo por varios meses, pero con este reencuentro, dijo que “es como volver a parirlo”, es “un reconocerlo”.
“Estos encuentros se han llevado a cabo en la ludoteca de la cárcel distrital, un espacio ambientado pensando en los hijos y las hijas de nuestras mujeres. Nuestro deseo es garantizar para ellos también las mejores condiciones de vida, mejores oportunidades para romper las cadenas de la pobreza, de la iniquidad y de la exclusión social”, expresó Mercedes García, directora de la Cárcel de Mujeres de Cartagena.