El fenómeno de El Niño ya fue declarado oficialmente en Colombia y, desde diferentes sectores, han alertado de la posibilidad de que influya en los precios de la canasta familiar.
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El Banco Central Europeo (BCE) ya había pronosticado, en septiembre de este año, que, a nivel mundial, los alimentos valdrían hasta un 9 % más.
Puntualmente en Colombia, un informe reciente de Corabastos, asegura que los productos que más subieron de precio para esta semana (del 6 al 12 de noviembre de 2023) son la habichuela, el tomate y la mazorca. En el lado de los que bajaron de precio están la auyama, el plátano y la arveja verde. Y los alimentos que se mantienen estables son el arroz, la panela y la cebolla.
Según explicó un vocero de Corabastos, la central mayorista ha detectado que las lluvias de las últimas semanas han impactado en el aumento del precio de ciertos productos.
(Vea: Por qué los precios de los alimentos están por encima de la inflación).
En entrevista con Arriba Bogotá, de Citytv, Corabastos aseguró que muchos alimentos llegan desde la Sabana de Bogotá con un alto grado de humedad, mientras que productos provenientes de otras zonas como el Tolima, en donde se vive una intensa ola de calor, han llegado deshidratados. Estas dos realidades hacen que la calidad de la fruta no sea la misma y que la fruta de buena calidad suba de precio.
Corabastos
El Tiempo
En ese orden de ideas, Corabastos explicó, con un limón, cómo identificar una fruta de buena calidad, para que tenga claro si lo que le están cobrando es lo justo: si al partirlo por la mitad y al exprimirlo no sale suficiente jugo, se trataría de un alimento seco, que posiblemente se produjo en una región que enfrenta una sequía. En estos casos, el bolsillo se ve afectado porque deberá comprar más para obtener más jugo.
(Vea: Por qué algunos ultraprocesados están exentos del impuesto saludable).
Ahora bien, otra forma de identificar la calidad es con el tamaño. Si piensa de nuevo en el limón, lo que ocurre en zonas que atraviesan un periodo de sequía o de abundantes lluvias, es que los agricultores aceleran el proceso de los alimentos y, al final, se obtienen productos más pequeños de lo habitual, que de igual forma implicaría un mayor gasto.
(Vea: ABC del impuesto a ultraprocesados que empieza a regir en noviembre).
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