Los gritos y lloriqueos desesperados de una mujer que abrazaba el cuerpo inerte de un joven, mientras aullaba dolorosamente, “¡Me lo mataron! ¡No!
¡Lo mataron!”, asombró a los vendedores y vecinos del barrio Eduardo Santos (Mártires), la tarde de ayer, segundos antes de haber escuchado dos detonaciones que, en un principio, se mezclaron con el ruido de las transitadas calles del barrio.
Cuando llegó la policía, la mujer seguía aferrada al cuerpo de Maicol Malpica Espitia, de 27 años, que estaba tendido justo en la acera que da a la entrada de la ‘Frutería y Cafetería Cindy’, y no lo quería soltar como si así lo arrastrara del más allá a este mundo al que ya no pertenecía.
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El crimen…
Eran las 1:15 de la tarde de ayer y las espesas nubes empezaban a ocultar el sol de la tarde. En medio de la movida cuadra de la Calle 2 con Carrera 17, dos sospechosos sujetos rondaban en una moto.
Por acá esta cuadra es calmada, yo estaba en mi puestico y la verdad no escuché los tiros porque aquí los reductores de velocidad suenan muy duro, entonces no pensé que fueran nada raro hasta que vimos al joven tirado y yo me eché a correr del susto, cuando volví ya esto estaba lleno de policías”, le habló ayer a Q’HUBO una vendedora de jugos de naranja.
Según otro vecino del barrio, al joven le pegaron los tiros apenas se asomó a la entrada de su local.
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La moto ya estaba vigilándolo desde hacía rato, esperaron a que saliera y se le atravesaron, lo totiaron y se fueron en un santiamén”, agregó el señor viendo la esquina llena de curiosos.
Una residente de la cuadra que escuchó los tiros desde su cocina salió a ver el alboroto que se armó: “yo salí y ya la gente estaba viendo a la señora del difunto llorando, como venían pasando unas patrullas que llevaban el almuerzo a los policías, varios los pararon y les dijeron lo que habían matado a un señor. Ahí fue que acordonaron todo esto”, relató la señora en la puerta de su casa y a pocos metros de la frutería.
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Al lugar llegaron unidades de la Sijín, quienes hicieron la inspección de la escena del crimen y recolectaron el material necesario para establecer las causas del asesinato en el levantamiento que duró hasta que el sol se puso.
Las hipótesis preliminares apuntan a que este sería otro caso de ajuste de cuentas por la manera en la que arremetieron con el dueño del local, cuya entrada quedó completamente bañada de su propia sangre.
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