Y es que para los habitantes de esta ciudad, de cuya actividad el comercio vive el ciento por ciento directa o indirectamente, la fecha tradicional es el segundo domingo de mayo para homenajear a la reina de la casa.
Por eso la celebración comenzó hacia la media noche del sábado con algunas serenatas, luego esperaron con ansias el día domingo para comprar los detalles como flores y cosméticos entre otros, los que fueron encontrados en muy contados negocios que medio abrieron para satisfacer esas necesidades.
Las que más vendieron fueron las floristerías. También se dispararon los domicilios de restaurantes. Las licoreras no tenían permiso ni siquiera para vender al público para llevar, pero en los barrios las tiendas hicieron su fiesta porque no tuvieron limitaciones.
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Las parrandas comenzaron a calentar motores bien temprano con las denominadas cervezas jumbo, luego vino el perro con perro para recibir las canciones de Antonio Aguilar con el Hijo desobediente, Los Betos con Mis viejos y todas las melodías tradicionales que rinden tributo a las madres en su día.
Las reuniones familiares en medio del temor al covid-19, se realizaron hasta altas horas de la noche en medio de la incertidumbre por las restricciones oficiales que prohíben las aglomeraciones y las celebraciones con aforos desbordados.