Además de ser la capital del país, Bogotá también es la ciudad más grande de Colombia. Para hacerse una imagen, el territorio está dividido en 20 localidades, que le dan ese toque, entre antiguo y moderno, que caracteriza a esta gran urbe.
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Las localidades también son un reflejo de la historia de Bogotá. Un relato que se cuenta a través de sus nombres que, más que simples etiquetas, tienen rastros de los hechos históricos y tradiciones que han moldeado la identidad de la capital.
Si alguna vez se ha preguntado por qué estos distritos se llaman como se llaman, en este breve recorrido le contamos un poco de la historia que encierran algunos de esos nombres.
Usaquén
Esta parte de la ciudad fue un municipio de Cundinamarca hasta 1954 y existen dos versiones respecto al origen de su nombre.
La primera, de acuerdo con información de la alcaldía de Usaquén, señala que el término hace referencia a un título honorífico que le era otorgado a los caciques de mayor linaje. Partiendo de la distinción que representaba, se cree que su significado podría estar asociado al honor, el vigor y la fortaleza.
La otra versión sugiere que el nombre se deriva de una práctica religiosa que hoy se califica como cruel y que era realizada por los sacerdotes o jeques cuando se iba a construir la vivienda del cacique. Esta consistía en que se colocaba a una niña impúber en cada uno de los hoyos en los que se pondrían los soportes de la estructura, para luego dejar caer sobre sus cabezas un madero o palo.
Se tenía la creencia de que la fortaleza y buena suerte de la edificación y sus moradores consistía en estar cimentada sobre carne y sangre humana. La ceremonia destinada a cumplir con ese propósito era conocida como Usaque, que en lengua chibcha quería decir ‘debajo del palo’: usa (debajo) y que (palo o madero).
Usaquén
Rodrigo Sepulveda / EL TIEMPO
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Chapinero
La leyenda cuenta que en la época de los hidalgos españoles que vivían en la llamada Santafé de Bogotá, un hombre llamado Antón Hero Cepeda se casó con la hija de cacique dueño de varias tierras en lo que hoy conocemos como Chapinero.
Hero se dedicaba a la fabricación de chapines, un tipo de calzado que tenía la suela alta, era de madera y se amarraba a las piernas. Como era el único que los fabricaba, la gente empezó a llamar el sitio por el nombre de los zapatos y usar la palabra se volvió costumbre.
Así, según la Alcaldía de Chapinero, se dispuso que la zona se denominara Chapinero por Acuerdo Municipal del 17 de diciembre de 1885.
Chapinero
Milton Díaz – EL TIEMPO
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Kennedy
En 1961 el entonces presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, visitó Colombia.
Su llegada se dio en el marco de la ‘Alianza para el Progreso’, un programa de ayuda económica, política y social que EE. UU. implementó en Latinoamérica. La intención era que él se encargará de colocar la primera piedra de un megaproyecto urbano conocido como Ciudad Techo.
Con el asesinato del presidente Kennedy, en 1963, los pobladores del ya popular barrio de Techo, decidieron llamar a la localidad Ciudad Kennedy, nombre que el Consejo de Bogotá ratificó en 1967.
Kennedy
César Melgarejo/ El Tiempo
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Suba
De acuerdo con la Alcaldía de Suba, existen dos teorías asociadas al origen del nombre de esta localidad.
La primera sugiere que la palabra Suba se deriva del término zhu-ba, que en lenguaje muisca significa «mi cara, mi rostro, mi flor» y que, a su vez, hace referencia al rostro de una persona que inspira respeto y admiración, demostrando las emociones y sentimientos del alma.
Por otro lado, la segunda versión señala que Suba es la unión de dos vocablos indígenas, el primero Sua, que significa sol y el segundo Sia, que significa agua.
Suba
Abel Cárdenas. Archivo EL TIEMPO
Los Mártires
Se trata de la localidad número 14 de Bogotá y su nombre se dio en homenaje a los revolucionarios que perdieron su vida en la época de la colonia. Entre esos mártires se encuentran: Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Mercedes Ábrego y Antonio Baraya.
Los Mártires
Héctor Fabio Zamora / El Tiempo.
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Puente Aranda
La localidad de Puente Aranda se caracteriza por ser el centro de la actividad industrial de Bogotá. Su nombre tiene origen en el puente que atravesaba el terreno cenagoso de don Juan de Aranda sobre el río Chinua, al día de hoy conocido como río San Francisco, construido a finales del siglo XVI.
El Puente de Aranda existió hasta 1944, fecha en la cual se inició la construcción de la avenida de Las Américas.
Barrios Unidos
En 1930 la capital del país inició un proceso de industrialización y de crecimiento poblacional. Considerando que no todos los habitantes tenían acceso a los servicios básicos, se dio paso, de la mano del monseñor José Joaquín Caicedo, a la conformación de los primeros barrios de la localidad: Siete de Agosto, Benjamín Herrera y Colombia.
A comienzos de la década de los años cuarenta estos barrios tenían la fisonomía de comunidades organizadas. De hecho, el sector hasta disponía del servicio de tranvía eléctrico.
Así las cosas, durante el segundo gobierno de Alfonso López Pumarejo (1942 – 1945) se le dio el nombre ‘Barrios Unidos’ a la zona y en 1972 se creó la localidad.
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Teusaquillo
Durante la época de la colonia española, la zona que hoy es Teusaquillo era conocida por ser un poblado de resguardo indígena que llevaba por nombre Teusacá, que quiere decir ‘cercado prestado’. Se dice que este era el lugar que destinaba el jerarca para pasar una temporada de vacaciones y aprovechaba los ratos libres para bañarse en la laguna del mismo nombre.
Si bien durante este periodo el poblado no tuvo mucha relevancia más allá de su aporte a la agricultura, en el siglo XX, cuando Bogotá se empezó a extender, el barrio se convirtió rápidamente en una zona residencial elegante y moderna.
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