Los familiares de Marlon Andrés Londoño no quieren que su muerte quede impune. Lamentan la manera cruel en la que fue asesinado y no se explican cómo ocurrieron los hechos.
Pasadas las 9:00 de la noche del sábado, 12 de noviembre, a este adolescente de 16 años lo encontró la Policía malherido en los bajos del puente de la calle 30, a un costado del sentido norte-sur de la avenida Regional. Para ser más precisos en inmediaciones de la estación Industriales del metro.
El muchacho aún estaba vivo y lo trasladaron a la Clínica Medellín de Occidente, en Belén, donde murió minutos después. En ese momento el joven no fue identificado y fue trasladado a Medicina Legal como CNI (cuerpo no identificado).
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Posteriormente, en la carrera 50, Palacé, con la calle 40 del barrio Colón, centro de la ciudad, fue capturado Brandon Estiven Muñoz, de 18 años. El reporte judicial dice que él es el presunto homicida y que inicialmente fue llevado al Hospital General porque también estaba herido.
El mayor Juan Otálvaro, jefe de la Seccional de Protección y Servicios Especiales de la Policía Metropolitana, precisó, citando al capturado, que en una riña, por un intento de hurto de una cadena de oro, al parecer, se defiendió y ocasionó las lesiones con arma blanca al joven que fallece. El capturado quedó a disposición de la Fiscalía.
Antecedente: Lo habría matado el joven al que intentó robarle una cadena de oro
Se fue a vender dulces y no regresó
Mientras todo esto ocurría, en el barrio Carpinelo, nororiente de Medellín, una familia esperaba a que Marlon Andrés Londoño regresara a su casa, después de ir a vender dulces en la comuna El Poblado, en inmediaciones del centro comercial Monterrey. Sin embargo, él nunca llegó.
Nubia Londoño, tía del adolescente, dijo que tras dos días de no tener noticias de su sobrino, el lunes festivo, 14 de noviembre, fueron a Fiscalía para denunciar el caso. “Nosotros teníamos la esperanza de que apareciera, de que de pronto estuviera paseando”.
Lo anterior porque días antes se enteraron de que al menor lo estaría frecuentando un hombre en una camioneta, quien le habría prometido ayudas y lo invitaba a almorzar en un almacén de cadena de la zona.
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Un día después esta familia recibió el volante con la foto del menor, que indicaba su desaparición. Nubia y el papá de Marlon se fueron a pegar varios de ellos en el tramo comprendido entre las estaciones Industriales y Poblado del metro.
“Cuando estábamos llegando a Monterrey nos llamaron de la morgue a que fuéramos a reconocer un cuerpo y era el niño”.
Nubia Londoño, tía de la víctima.
Al adolescente, lo enterraron el pasado miércoles, 16 de noviembre, en el cementerio San Pedro. Pero durante el velorio la familia notó algo extraño. Todos creen que el menor fue torturado y víctima de un caso de homofibia.
Cruce de versiones en la muerte de Marlon Andrés Londoño
Doña Nubia contó que para el velorio a su sobrino le pusieron guantes. Ellos se los quitaron y descubrieron que tenía las manos quemadas. Además, sobre la ropa aún se le notaba sangrado en la parte íntima. La familia cree que le laceraron los genitales.
“Nosotros estamos en una angustia porque no sabemos qué vueltas va a dar el caso, qué nos van a decir, qué le hicieron al niño, si lo violaron…”
Nubia Londoño, tía de la víctima.
Según contaron la madre y la tía de Marlon Andrés, es imposible que el adolescente, quien era estudiante de décimo grado, se haya visto en un caso de hurto como victimario y menos a un habitante de calle.
Y es que no entienden cómo es que por un supuesto robo le dieron cerca de 12 puñaladas en diferentes partes del cuerpo, pero lo que más le sorprende es que el capturado también esté herido y haya dicho que le iban a robar una cadena de oro.
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El próximo sábado se cumplen dos semanas del asesinato de este joven y al caso no le han asignado fiscal. La familia espera que esto ocurra pronto para saber exactamente qué fue con lo que pasó con “el niño de la casa”.
A Marlon Andrés Londoño lo describieron como un “niño juicioso” que no peleaba y hasta un poco miedoso. Tampoco tenía necesidad de vender dulces, como lo hizo el día de su desaparición, pero le gustaba hacerlo para tener dinero, darse sus gustos y comprarle regalos a sus familiares en diciembre.
“El niño no robaba, no tenía necesidad de ir por allá a Monterrey, pero a él le gustaba. Muchas veces se le insistió que no fuera por allá”.
Nubia Londoño, tía de la víctima.
El menor de edad decidió vender dulces porque a eso es a lo que se dedica su abuela, quien con las ganancias de las ventas ambulantes sacó adelante a sus hijos.
