Desde hace cuatro meses Orlando Perdomo Leiva espera una cirugía compleja y de alto costo, debido a las graves secuelas que le dejó en su organismo el virus. Junto con sus familiares alegan ante la EPS Comfamiliar por el derecho a la vida.
Hace casi un año Orlando Perdomo Leiva dejó de recorrer en su taxi las calles de Neiva, el oficio le sirvió durante años para pagar la hipoteca de su casa y garantizar el sustento de su esposa Luz Miriam Losada. Debido al constante contacto con cientos de pasajeros en la capital del Huila, esta actividad económica también lo empujó a la más dura batalla de su vida y de la que aún no puede declararse ganador.
En septiembre del 2020 una gripe anormal le fue ganando a su impávida manera de guerrearse el sustento diario, al punto de doblegarlo y dejarlo sin la capacidad de respirar. El adulto de 53 años de edad llegó al Hospital de Canaima en grave estado de salud y por todas las señales una prueba para COVID-19 solamente reconfirmó lo que gran parte de la familia presentía.
Orlando ingresó en horas de la noche del siete de ese mes al Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo, y en la madrugada del ocho debió ser intubado. Luchó contra el letal virus de COVID-19 durante 12 días, y creyó que todo iba bien cuando logró recuperar el conocimiento, pero el inusual silencio de Luz le llamó poderosamente la atención.
Luz, de 50 años de edad, se realizó con aportes monetarios de sus hijos la prueba por medio de un particular tan pronto y como se enteró de que Orlando era positivo. La mujer, un paciente renal de más de 20 años, hacía parte de uno de los grupos poblacionales más vulnerable ante el virus.
Sin despedida
Para la adulta el resultado fue positivo, mientras que para sus tres hijos, negativo. Al séptimo día de Orlando estar intubado, su esposa requirió atención médica especializada.
Las diálisis de día de por medio de la mujer no pudieron realizársele en una ocasión porque había vencido el convenio entre la Clínica Uros y la EPS Comfamiliar. Esa vez fue trasladada a otro centro médico y finalmente culminó la jornada sin el procedimiento. Al día siguiente tampoco se le realizó. “Los pacientes renales retienen líquidos, ella comenzó a inflamarse y por eso la fístula se le dañó. Luego, ya cuando a ella finalmente le estaban haciendo la diálisis, pidió oxígeno porque no aguantaba”, contó Karen Yuliza Camacho Galindo, nuera del paciente.
La recuperación de Orlando fue satisfactoria, salió del coma inducido y logró hablar con Luz. Estuvo en recuperación en UCI y posteriormente fue remitido a piso el 27 de septiembre, pero fue llamada hacia el mediodía de ese domingo la última vez en que tuvieron contacto. En horas de la tarde Luz sufrió tres paros respiratorios.
Debido al delicado estado de salud, la familia optó por no comunicarle la trágica noticia en ese momento. Mary tuvo la valentía de incluso contestar el teléfono de su madre y asegurarle a su papá que todo estaba bien.
El adulto no podía recibir visitas, pero tras las súplicas de la familia y la mediación de la iglesia, uno de los hijos pudo ingresar armado valor y acompañado vía telefónica de un psicólogo y un pastor, y allí lo pusieron al tanto de la situación.
Las secuelas
Además de las secuelas psicológicas, Orlando continuó presentando problemas al respirar. Todo comenzó con una pequeña asfixia e imposibilidad para conciliar el sueño, y posteriomente regresó la tos. Con el paso de los meses su condición iba empeorando y en abril del presente año tuvo una crisis.
El 16 de ese mes el adulto acudió a urgencias y los médicos le explicaron que tenía la tráquea inflamada, que debía ingerir por lo pronto un medicamento para lograr respirar, aunque la solución de raíz es realizarle un procedimiento especial de microcirugía de laringe con láser CO2. La EPS le había informado a la familia que en Neiva, en la clínica Medilaser, podrían practicárselo, pero no es así.
Desde entonces Orlando ha estado esperando por la cirugía. En medio de ello, tuvo otra crisis y le fue practicada una traqueotomía, sin embargo, dos días después de esto una bacteria lo puso en apuros. Su familia tiene miedo.
Por medio de la Personería de Neiva, la familia interpuso una acción de tutela que favoreció al paciente y le ordena a la EPS Comfamiliar que debe realizarle el proceso. El padecimiento se ha prolongado y esta vez, además, porque aunque se logró una cita en la Clínica Santa Fe, se averió uno de los aparatos de la intervención.
“En estos momentos estamos muy preocupados con la situación de salud de mi padre. Gestionamos una cirugía a láser CO2, se pidió a la fundación Santafé de Bogotá pero Comfamiliar solo dio un anticipo de pago, en donde solo se cubre la cirugía, no los días de recuperación”, ñadió Mary Luz.
“No se ha tenido ninguna ayuda por parte del gobierno, mi padre no está laborando por tal motivo no tenemos dinero. Lo único que les pido es que nos ayuden a solucionar esta situación. No queremos vivir más con este miedo de muerte y volver a pasar por un dolor tan grande que es perder a un padre…”.