El sicario que le arrebató la vida a Pablo Luis Guzmán Báez tenía claro que debía matarlo a como diera lugar, o de lo contrario las autoridades y la comunidad del barrio Patio Bonito, en Kennedy, no se explica por qué el gatillero tenía que desocuparle el revólver en el cuerpo a la víctima.
Los cinco tiros que retumbaron en la zona la noche de este miércoles fueron los mismos que le pusieron fin a la vida del joven de 28 años, y a quien la comunidad halló tendido boca abajo en el asfalto, justo sobre la calle que había pisado segundos antes de que lo asesinaran.
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Yo acababa de cerrar el negocio cuando escuché los disparos y me dio mucho miedo, porque uno sabe que por aquí cuando suena eso es un muerto seguro. Me asomé como a la media hora y ya estaba la policía y tenían acordonada la calle, solo vi el cuerpo tirado, pero no le alcancé a ver la cara”, le relató ayer a Q’HUBO una comerciante de la zona.
Del sicario no se sabe nada, solo que iba a pie y que alcanzó a correr dos cuadras hacia una moto que lo estaba esperando, según dijeron algunos testigos en el lugar de los hechos. Hasta las últimas horas no había sido capturado, pero las autoridades estaban tras su pista.
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Atroz ataque
Pablo Luis encontró la muerte en una de las calles que recorría a diario y en las que, tristemente, hizo tanto amigos como enemigos, porque de esta misma manera, uno de estos últimos terminó arrebatándole la vida.
Es que la verdad ese man tenía muchos enemigos por aquí y problemas, porque se metió con una banda delincuencial peligrosa. Aquí el que anda en malos pasos termina así, muerto. Es cruel pero cierto”, agregó un vendedor informal del barrio.
El crimen se perpetró cuando el reloj marcaba las 8 de la noche del miércoles y el occiso iba caminando por la calle 38 Sur con carrera 88 y su sicario lo perseguía de manera sigilosa. En ese instante comenzó a dispararle al mismo tiempo que se aproximaba a él con el fin de tener la certeza de que lo estaba hiriendo.
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El sicario le disparó, cuando vio que el muchacho se cayó, se le acercó y siguió desocupándole el revólver sin ningún tipo de remordimiento ni nada, como si no estuviera acabando con la vida de una persona. Fue terrible”, contó un vecino. Guzmán Báez fue impactado en la cabeza, espalda y pecho por el verdugo. De manera fulminante las balas le arrebataron la vida.
A la madrugada de ayer se terminó el levantamiento del cuerpo de este joven. Al lugar de los hechos llegaron algunos allegados, quienes en medio de lamentos despidieron a su ser querido.
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