En aquel 17 de septiembre de 2015, muchos de los habitantes de Siloé querían subir y bajar, montados en esas cabinas arrastradas por un cable de 4,5 kilómetros de extensión para divisar los techos de la ladera. Desde cinco años antes, la construcción del MIOCable había arrancado con expectativa de movilizar a 2.000 pasajeros por hora. A la fecha van más de 6 millones de usuarios movilizados.
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