Fácilmente Georgina Epiayú podría considerarse como la primera mujer transexual indígena de Colombia. Y no precisamente porque la Registraduría le haya reconocido su identidad y le haya entregado ayer sus papeles que la identifican como mujer, sino porque ella inició una compleja discusión hace 45 años.
Esta mujer, perteneciente a la etnia Wayúu, que habita principalmente en La Guajira, tiene una tremenda historia no solo por este histórico hecho en el país sucedido ayer, sino porque su vida como mujer transgénero de esta comunidad indígena, desde luego, no ha sido nada fácil.
Una cita con su identidad
Una llamada del registrador nacional, Alexánder Vega, a la registraduría de Uribia (La Guajira) bastó para que por primera vez y de manera ágil Georgina recibiera su documento de identidad a los 69 años, pero no fue un camino fácil como lo contó su abogada, Estercilia Simancas, al periódico ‘El Heraldo’.
Al cumplir la mayoría de edad, Jorge, como fue llamado por sus padres, tramitó su primer cédula, aunque por desconocimiento del proceso nunca reclamó el documento. Cinco años después, un 17 de junio, volvió a la registraduría de Uribia, pero no para reclamar su documento, sino para tramitar una nueva cédula, esta vez identificada como Georgina, pero una vez más olvidó pedirla.
Tuvieron que pasar 46 años para que nuevamente Georgina tuviera que sacar su nueva identificación, esto para poder acceder al sistema de salud. “Oficialmente la primera mujer trans Wayúu en territorio, reconocida por el Estado en cabeza de la Registraduría Nacional del Estado Civil. Ahora viene la afiliación al sistema de salud”, señaló en Twitter Estercilia.
Con sus papeles en orden
De acuerdo con la Secretaría de Planeación y DesarrolloSocial, en Uribia se calcula que ha 35 personas de la comunidad Lgbti que hace parte de la comunidad Wayúu, por lo que la historia de Georgina no solo es emblemática sino que abre la puerta para que estas personas se identifiquen y puedan acceder a los mismos derechos que tiene cualquier ciudadano en Colombia.
Por ahora la Registraduría avanza en la actualización de todos los papeles y datos de Georgina, quien se ha identificado como una persona soltera, analfabeta, que habla el idioma wayúu (no sabe hablar español) y que se dedica a las labores del hogar, aunque hay algo que no necesitó actualizar, pues en la década de 1970 quedó registrad el género femenino porque el registrador que hizo este proceso, al verla con su vestido y joyas wayúu, la identificó con ese género.
Buscando su camino de mujer
Según la información que Georgina y Simancas le entregaron al registrador de Uribia, Fredy Becerra, ella nació el 31 de diciembre de 1952 en esa ciudad.
En general, la primer indígena transgénero del país es muy reservada con su pasado, esto, porque como ella misma lo ha contado, varios documentalistas la han engañado y le han sacado su historia con promesas falsas de ayudarla con plata para una casa, pero desde muy niña sentía esa atracción por los niños de su edad, lo que llenó de amargura y vergüenza a su familia.
“Ellos me iban a matar con una escopeta”, contó, pero no fueron los únicos. Su pueblo también la desprestigiaba, se burlaban de ella cuando a los 12 años empezó a salir con la manta tradicional wayúu. “Llegué a estar apartada, casi que desterrada, por lo que preferí huir. Había veces que no comía, aguantaba sol y lluvia”, narró Georgina hace unos meses sobre ese momento en que decidió dejarlo todo atrás para volverse una mujer sola en el desierto.
Y aunque desde entonces solo la han acompañado las gallinas que tiene para criar y los atardeceres que contempla en su modesta hamaca, colgada en su casa de bahareque a cinco kilómetros de Uribia, Georgina sigue manteniendo las tradiciones de su pueblo, ese que respeta y del que pide también respeto.
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