La empresa Glencore decide comprar la totalidad de las acciones que tienen las empresas Anglo American, BHP Bilinton para adueñarse ella sola del negocio del carbón, en la mina de Cerrejón, complejo carbonífero a cielo abierto más grande del mundo.
Cada empresa tiene el 33,3 %, pero el grupo suizo hace un acuerdo para retomar las partes de las otras dos compañías por un monto total de 588 millones de dólares (más de 2,2 billones de pesos colombianos), explica un comunicado publicado dado a conocer este lunes y que ha sido extractado por diferentes medios de comunicación a nivel mundial.
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Desde el mes de diciembre del año 2020, se había dado a conocer la intención que tenían las tres empresas socias de Cerrejón de vender sus acciones y la transacción se concluirá en el primer semestre del 2022. Se cree que con el nuevo dueño, la explotación del mineral en Cerrejón, estaría hasta los años 50.
Glencore consideró que asumir el control total de la mina es ‘la mejor decisión’ y que estudió cuidadosamente todas las opciones para respetar sus compromisos incluidos dentro del Acuerdo de París sobre el clima.
“Vender nuestros activos en combustibles fósiles y pasar el problema a otro no es la solución y no reducirá las emisiones”, dijo Ivan Glasenberg, director general, citado en el comunicado.
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Igualmente, en otro comunicado, BHP confirmó este lunes la venta de sus participaciones a Glencore por 294 millones de dólares (alrededor de 1,1 billones de pesos colombianos). Y también Anglo American subrayó que esta cesión de su parte marca la última etapa en su proceso de dejar de lado las actividades vinculadas con el carbón.
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En los últimos meses por huelgas y protestas se ha visto afectado la mina de Cerrejón. Primero se presentó un cese de actividades debido a la huelga que se presentó después de no llegar a un acuerdo con sus trabajadores en el pliego de peticiones, negociación que se hace cada dos años.
Segundo, la empresa ajustó un horario de trabajo que provocó un malestar entre sus trabajadores. Después la compañía decide despedir a decenas de trabajadores, con el objetivo de mitigar la baja demanda asociada a la pandemia y el desplome de los precios del carbón.
Posteriormente, en mayo, los empleados despedidos, -al parecer sin justa causa- bloquean las vías de acceso a la Mina y en Puerto Bolívar exigiendo reintegro, mejores condiciones laborales y ligado a ello denuncian problemas de salud ligados a la contaminación proveniente del complejo carbonífero.
