Lo anterior, en dos años de operación y es realizado a través del Programa ADN Dignidad, operado por Consorcio Cash for Urban Assistance, es uno de los programas de Transferencias Monetarias Multipropósito de mayor escala en Colombia y la región.
Liderado por la organización humanitaria internacional, Acción contra el Hambre, en asociación con el Consejo Danés para Refugiados y el Consejo Noruego para Refugiados, con financiación del Bureau for Humanitarian Assistance.
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El programa dio a conocer que Bogotá es la ciudad con el mayor número de beneficiarios con 57 mil 679 personas asistidas, seguida por Atlántico con 24 mil 669, Magdalena con 19 mil 542, Valle del Cauca 17 mil 303, Nariño 11 mil 767 y Soacha con 10.046.
“ADN Dignidad contribuye a promover la integración de las personas más vulnerables; las Transferencias Monetarias Multipropósito permiten que la población pueda vincularse al sistema financiero y de esta forma, que los recursos de la asistencia circulen y fortalezcan la economía local y la de las comunidades que acogen a las familias beneficiadas por el programa”, asegura Carlos Alviar, director del programa.
Así mismo indicaron que con la llegada de la covid-19, entre los meses de mayo y agosto de 2020, adaptaron y triplicaron su cobertura de transferencias multipropósito: la distribución de la asistencia pasó de 3.600 personas en promedio mensual, a superar los 13.000 participantes al mes.
“Aquí en Colombia y por la pandemia ya no podíamos comer tres veces al día; no desayunábamos para rendir la comida. Cuando recibí la primera ayuda de ADN Dignidad pagué el arriendo porque era lo que más nos preocupaba. Llegó en ese momento en el que no sabía qué hacer” dice Maribel, una madre venezolana que se desplazó con su familia a Santa Marta, Colombia y recibió asistencia para evitar su desalojo.
Además de las transferencias monetarias, el programa ADN Dignidad ha implementado estrategias de comunicación con los participantes: la creación de la landing page www.adndignidad.co, el desarrollo de piezas digitales y un sistema masivo de envío de mensajes de texto, para brindar información que contribuya a un mejor uso de la asistencia e impactar positivamente en la nutrición, economía familiar, protección y prevención del fraude de los hogares beneficiados, enviando a la fecha más de 2 millones de SMS.
“He aprendido muchas cosas; nos enseñaron sobre nutrición. En verdad yo no sabía cómo alimentar a mis hijos” dice María Clara, miembro de la comunidad indígena wayuu de Venezuela, quien ahora vive en La Guajira y ha recibido la asistencia humanitaria.
