Por Wilfrido Enrique Solano
La veeduría ciudadana que sigue la retardada liquidación de obras intervenidas en el estadio Hernando Urrea Acosta, de acuerdo al convenio de intervención de obras etapa 02, no hilvana la ocurrencia de perpetrar un robo; en el que no se violentaron los cuartos donde estaban los bienes substraídos.
Pero hicieron hincapié en una posible muerte anunciada en este lugar en donde a comienzos del presente año fue apuñalado el vigilante nocturno de origen venezolano, Roberto Salcedo, quién recibió asistencia médica oportuna y pudo salvar su vida.
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El vigilante fue sorprendido por 2 mal hechores que lo redujeron a la impotencia, por no tener un arma de dotación para prestar eficientemente su servicio en este peligroso lugar.
Hace unos días el escenario fue objeto de un nuevo robo, el de una sensible parte de la acometida eléctrica; incluido el circuito integral matriz del sistema, que activa las luminarias de las torres de alumbrado del terreno de juego, y las turbinas hidroeléctricas que alimentaban el sistema de aspersores para regar el gramado.
Lo extraño es que solo hasta hace unos 4 días se conoció el hecho, lo que alertó al grupo de veedores, quiénes acaban de solicitarle la enésima audiencia al secretario de Gobierno José Vega Vence justamente, para prevenir estos acontecimientos.
De acuerdo a lo expresado por el señor Pedro Córdoba, vigilante de la jornada diurna del estadio, el nuevo acto vandálico resulta ser un caso complejo porque la puerta de seguridad del cuarto del engranaje de encendedores e interruptores eléctricos; no está violentada, y tal vez por esa extrañeza los vigilantes nocturnos Roberto Salcedo y Pedro Álvarez han sido vinculados a un proceso técnico de indagación policial para esclarecer el consumado hurto antes mencionado.
El sistema eléctrico está ubicado al interior del estadio en el punto cardinal oeste, que colinda con el muro de contención de la carrera 10, el cual varias veces le ha sido interrumpida la conexión con el transformador de carga eléctrica por decisión de la empresa Air-e o por los ladrones de cable ocasionales que pululan en el sector.
En uno de los robos anteriores se cuantificó el costo de los cables sustraídos cercano a los 40 millones de pesos y en esta oportunidad las cifras superaría los 5 millones, lo cierto es que a la desprotección de este lugar deportivo de propiedad del municipio, se le endilga por parte de la comunidad a la gobernación de La Guajira que no da claridad aún sobre el contrato de adecuación de drenaje, pista atlética, alumbrado eléctrico, siembra y mantenimiento de gramado y a la alcaldía municipal, que no ha concluido un arreglo de servicio de energía y que supera los 50 millones de pesos con la antigua Electricaribe.